¿Cómo podemos saber si una vivienda está bien pensada y construida?
La respuesta muchas veces está en cómo nos sentimos en su interior: una sensación de cobijo, protección, incluso cariño, que te llega a los huesos y te llena el espíritu.
Para nosotros, la arquitectura tiene mucho que ver con elaborar un buen guiso, pero no un guiso de restaurante, sino el guiso que hacen las abuelas, esa comida que es única, propia de cada familia, que ha pasado a través de las generaciones y ha mantenido su esencia a la vez que se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, y que, cuando la pruebas, te invade una sensación de confort.
Tal y como en cada casa se cocina de manera diferente, a partir de la experiencia de las personas que la habitan y de los utensilios e ingredientes que se disponen; también se vive de manera diferente. Es por eso que, antes de abordar el diseño de una vivienda, queremos conocer y escuchar a los habitantes de la misma, porque entender su manera de ser y de relacionarse, nos ayuda a comprender el funcionamiento de la casa y a proponer opciones de diseño más adecuadas a las necesidades de quien la va a vivir.
Una vez que entendemos el contexto, esa esencia generadora del proyecto, llega el momento de elegir los ingredientes. Al igual que hacen nuestras abuelas en sus recetas, apostamos por ingredientes naturales y de proximidad, eligiendo materiales de construcción saludables, que contribuyen a mejorar la calidad del ambiente interior y generan un menor impacto ambiental y, a la vez, integramos mecanismos pasivos de control térmico y lumínico, que nos permiten aprovechar en mayor medida los recursos naturales de los que disponemos en cada lugar, como el sol mediterraneo o la brisa del mar.
“Facilitamos que tus ideas se cuezan a fuego lento, sin descanso pero sin premura”
Un buen guiso requiere de tiempo y paciencia para elaborarlo, unos valores que reconocemos como indispensables a la hora de diseñar, junto con una buena comunicación, para poder ir incorporando todos los imputs que las personas involucradas tienen que aportar en cada momento del proceso y para alcanzar un resultado atemporal, igual que aquella comida que alimentó a una familia de diez y ahora la preparas tú, una vez al mes, para dos personas. Defendemos que la arquitectura, aunque es específica de cada unidad de convivencia, debe ser también flexible, capaz de adaptarse a los posibles escenarios futuros.
“La receta se va modificando de generación en generación pero su esencia perdura a través del tiempo”
Actualmente, contamos con nuevas herramientas de trabajo que nos permiten hacer complicadas elaboraciones si así nos lo proponemos, pero creemos que “esferificar por esferificar” -la complejidad por la complejidad- no aporta nada por sí misma. Nuestros conocimientos sobre nuevas técnicas de construcción y rehabilitación o sobre mecanismos que facilitan el uso de una vivienda, nos permiten valorar la idoneidad de incorporar cada uno de estos elementos, para cada paladar, garantizando la calidad del producto final.
Un buen guiso es equilibrado, ayudándote a mantenerte saludable. Nosotros estamos convencidos de que nuestras viviendas deben, del mismo modo, ser capaces de cuidarte y generar bienestar, es por eso que nuestros diseños incorporan los criterios propuestos por el WELL Building Standard, la primera certificación a nivel mundial que se centra en la salud y el bienestar de los ocupantes de los edificios. Proponemos espacios acogedores, saludables y que, como esa comida que consigue nutrir tu espíritu, te reconforten.
Durante todo el proceso de diseño y construcción nos mantenemos atentos a cualquier nueva información o imprevisto que pueda surgir, por qué a veces para conseguir el sabor que buscas, es necesario corregir de sal. Y, de todos modos, la vivienda, como cualquier guiso, siempre será mejor el día después, cuando esté habitada.
¿Estás listo para que tus ideas hagan chup chup?
